la pobreza en medio de la riqueza

Nuestra Amazonía es un regalo de Dios al Perú que constituye el 61% del territorio peruano y que muchos no han sabido apreciar, constituyéndose en un área clave que debemos defender con inteligencia en beneficio de la población, ante las amenazas que se ciernen sobre ella en el siglo 21.

Hoy pululan en este vasto territorio diversas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs Ambientalistas), financiadas por grandes empresas del Primer Mundo, que pretenden convencernos que debemos llegar a la intangibilidad de los bosques, para mitigar el dióxido de carbono que los países desarrollados emiten en sus sociedades de bienestar.

Actualmente esos países emiten el 91% de estos gases, también llamados de efecto invernadero, son los que están afectando seriamente el clima mundial, el Perú solo emite el 0.04%; no somos responsables de lo que ellos están originando, sin embargo, lo que impulsan indirectamente es que nuestra población amazónica permanezca en la pobreza en medio de la riqueza que las rodea.

La emisión de estos gases se produce al ser grandes consumidores de combustibles fósiles como el petróleo, gasolina etc. al tener una gran infraestructura vial con millones de vehículos, aviones que realizan aproximadamente 30 millones de vuelos e industrias que les permiten un alto nivel de vida a su población.

En contraste el Perú tiene un déficit de infraestructura que se calcula en US$170,000 millones, un parque automotor y vuelos de aeronaves limitados, industria incipiente y una Amazonía aislada y desconectada del mundo exterior.

Ante esta situación y los compromisos del milenio asumidos por nuestro país en la lucha contra la pobreza, no debemos de dejar de desarrollar nuestras riquezas disponibles, tanto en la explotación de hidrocarburos, la actividad forestal responsable, la reforestación, la piscicultura y la agricultura de cultivos de alto valor, complementadas con vías de comunicación que nos permitan ser competitivos en un mundo interconectado.

Hoy las ONGs Ambientalistas usan su influencia política y recursos económicos, para oponerse a la construcción de carreteras, hidrovías, vías férreas y cualquier medio de conexión terrestre, colocando obstáculos a la inversión privada al destruir su competitividad, siendo el medio para generar puestos de trabajo dignos, la única forma de salir de la pobreza.

Se oponen también a ciertos cultivos que se han venido desarrollando sobre áreas deforestadas como la palma aceitera, que ha venido desarrollándose en la Región Ucayali, hasta convertirse en un producto importante que está beneficiando a más de 20 mil personas.

Es la grasa vegetal más consumida en el mundo, se utiliza en jabones, cosméticos, pasta de dientes, cereales etc.

Definitivamente intereses foráneos no deben impedir el desarrollo de una agricultura de exportación, como la que se ha desarrollado en la costa, en este aspecto tenemos también el cacao que viene ayudando a muchas familias para salir de la pobreza, debiendo impulsarse asimismo el camu camu , sacha inchi, aguaje etc.

 

Utilicemos los recursos disponibles con respeto al medio ambiente, sin llegar a políticas obstruccionistas que impulsan radicales ambientalistas y que nos llevarían a mantener la pobreza de un sector importante de nuestra población, en medio de la riqueza que nos rodea, a cambio de migajas que nos lleven a paralizar nuestras actividades económicas en desmedro de los intereses nacionales.

 

4 comentarios en “LA POBREZA EN MEDIO DE LA RIQUEZA”

  1. Bueno, como siempre tus artículos y reflexiones muy didácticos y reales, explicados con mucha claridad y con un objetivo loable de lograr el bienestar de esa extensa zona tan poco valorada y explotada en benéficio de la población de menores recursos tanto educativos como económicos y de infraestructura, porque lamentablemente los gobiernos no muestran preocupación ni tienen visión futurista del desarrollo de esa zona, circunscribiendose únicamente al aspecto turístico y nada más. Muy bien Carlos felicitaciones. !!

  2. “El dedo en la llaga”, excelente artículo escrito por un conocedor de nuestra realidad amazónica en Perú, nuestra (soy “charapa”) realidad amazónica es totalmente diferente a la percepción foránea alimentada por la manipulación mediatica de las ONGs conservacionistas, sin importarles que nuestros niños en las zonas rurales tengan baja hemoglobina o que se mueran por una picadura de víbora al no poder acudir a un centro médico por falta de vías de comunicación.

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