la pobreza, el gran tema pendiente

Este drama social ha tenido un fuerte golpe en el 2020 como consecuencia de la pandemia y las decisiones equivocadas del ex Presidente Vizcarra; sin embargo es una lucha que tenemos que retomar, para ello veamos como hemos venido avanzando: Se redujo la pobreza monetaria entre el 2004 y el 2019 de 59% a 20 %, mientras la pobreza extrema pasó de 11% a 3% entre el 2007 y el 2019 en números redondos, dato del Instituto Nacional de Estadística (INEI).

Lo preocupante es que de acuerdo a estimaciones de la CEPAL la pobreza en el Perú ha subido al 25% de la población en el 2020, representa un retroceso de casi siete años.

Para enmendar esta caída se deben implementar políticas enmarcadas en potenciar la inversión privada y estatal para generar puestos de trabajo dignos, sería irresponsable hacerlo en base a asistencialismo generalizado, con bonos o programas sociales que deberían enmarcarse principalmente en la población en pobreza extrema.

No puede desconocerse el gran aporte para la disminución de la pobreza de la Constitución de 1993, promulgada durante el gobierno del Ing. Alberto Fujimori; gracias a ella nuestra economía superó un crecimiento del 6% en la década 2000-2010, para continuar creciendo hasta el 2019, para caer un aproximado del 11.36% en el 2020. Este año se espera un rebote que podría permitirnos crecer un 9% según estimaciones del FMI.

Es conveniente tener en cuenta que el Instituto Peruano de Economía (IPE) indica que por cada punto porcentual de crecimiento económico, la pobreza se redujo en promedio 0.73% en el periodo 2004-2007 y en 0.16% entre el 2015-2017.

A pesar de estos resultados debidamente cuantificados tanto la izquierda radical que promueve la candidata presidencial Verónica Mendoza y el populismo representado por Yohny Lescano, proponen cambiar la constitución que nos rige, potenciando la participación del Estado en la economía, distrayéndolo de sus tareas relacionadas con los servicios públicos esenciales, sobretodo en los relacionados a la salud, educación y seguridad ciudadana, creando además desasosiego en la inversión privada y fuga de capitales, lo que nos hundiría en una fuerte depresión económica, generando pérdida de puestos de trabajo y más pobreza en lugar de disminuirla.

También es cierto que la pandemia ha dejado relucir que hay políticas que deben ser modificadas para lograr que el crecimiento económico vaya acompañado de mejores condiciones de vida en todos los estamentos de la sociedad.

El economista Carlos Ganoza Durant indica resumidamente en el (Comercio 14/2/21) que en el Perú hemos mantenido una macroeconomía estable, que ha permitido nuestro crecimiento económico pero que siendo imprescindible, hay otros requerimientos por enfrentar:

Primeramente, generar un Estado eficiente que disponiendo de más recursos pueda implementar con efectividad y autonomía políticas, la generación de bienes públicos y promover el bienestar general; además de consolidar un sector privado innovador y competitivo para lograr mayor productividad, con un gobierno que impulse la diminución de la informalidad, diversificando la economía para disminuir la concentración del empleo formal en los sectores servicio y comercio.

Finalmente debemos convencernos que solo con políticas económicas adecuadas, podemos retomar el gran tema pendiente en el Perú de la lucha contra la pobreza y no dejarnos engañar con propuestas populistas inviables.

 

 

 

 

Este drama social ha tenido un fuerte golpe en el 2020 como consecuencia de la pandemia y las decisiones equivocadas del ex Presidente Vizcarra; sin embargo es una lucha que tenemos que retomar, para ello veamos como hemos venido avanzando: Se redujo la pobreza monetaria entre el 2004 y el 2019 de 59% a 20 %, mientras la pobreza extrema pasó de 11% a 3% entre el 2007 y el 2019 en números redondos, dato del Instituto Nacional de Estadística (INEI).

Lo preocupante es que de acuerdo a estimaciones de la CEPAL la pobreza en el Perú ha subido al 25% de la población en el 2020, representa un retroceso de casi siete años.

Para enmendar esta caída se deben implementar políticas enmarcadas en potenciar la inversión privada y estatal para generar puestos de trabajo dignos, sería irresponsable hacerlo en base a asistencialismo generalizado, con bonos o programas sociales que deberían enmarcarse principalmente en la población en pobreza extrema.

No puede desconocerse el gran aporte para la disminución de la pobreza de la Constitución de 1993, promulgada durante el gobierno del Ing. Alberto Fujimori; gracias a ella nuestra economía superó un crecimiento del 6% en la década 2000-2010, para continuar creciendo hasta el 2019, para caer un aproximado del 11.36% en el 2020. 

Este año se espera un rebote que podría permitirnos crecer un 9% según estimaciones del FMI.

Es conveniente tener en cuenta que el Instituto Peruano de Economía (IPE) indica que por cada punto porcentual de crecimiento económico, la pobreza se redujo en promedio 0.73% en el periodo 2004-2007 y en 0.16% entre el 2015-2017.

A pesar de estos resultados debidamente cuantificados tanto la izquierda radical que promueve la candidata presidencial Verónica Mendoza y el populismo representado por Yohny Lescano, proponen cambiar la constitución que nos rige, potenciando la participación del Estado en la economía, distrayéndolo de sus tareas relacionadas con los servicios públicos esenciales, sobretodo en los relacionados a la salud, educación y seguridad ciudadana, creando además desasosiego en la inversión privada y fuga de capitales, lo que nos hundiría en una fuerte depresión económica, generando pérdida de puestos de trabajo y más pobreza en lugar de disminuirla.

También es cierto que la pandemia ha dejado relucir que hay políticas que deben ser modificadas para lograr que el crecimiento económico vaya acompañado de mejores condiciones de vida en todos los estamentos de la sociedad.

El economista Carlos Ganoza Durant indica resumidamente en el (Comercio 14/2/21) que en el Perú hemos mantenido una macroeconomía estable, que ha permitido nuestro crecimiento económico pero que siendo imprescindible, hay otros requerimientos por enfrentar:

Primeramente, generar un Estado eficiente que disponiendo de más recursos pueda implementar con efectividad y autonomía políticas, la generación de bienes públicos y promover el bienestar general; además de consolidar un sector privado innovador y competitivo para lograr mayor productividad, con un gobierno que impulse la diminución de la informalidad, diversificando la economía para disminuir la concentración del empleo formal en los sectores servicio y comercio.

Finalmente debemos convencernos que solo con políticas económicas adecuadas, podemos retomar el gran tema pendiente en el Perú de la lucha contra la pobreza y no dejarnos engañar con propuestas populistas inviables.

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